martes, 6 de noviembre de 2012

Crónica. Capítulo 2: Londres. Sesión 2: La Fundación Penhew


La mañana del 9 de marzo los investigadores que aún estaban en activo eran apenas cuatro: la doctora Zimmerman, el agente Rivers, el Doctor Fowley y el trastornado Connors; Alfred y Rupert continuaban desaparecidos y el grupo tenía escasas esperanzas de que apareciesen.

Así pues, alicaídos y aún conmocionados por la pérdida, los investigadores se disponen a continuar con sus investigaciones sobre la expedición Carlyle, el siguiente paso será la fundación Penhew, fundada por Sir Aubrey Penhew, uno de los integrantes de la expedición que investigan.

La fundación Penhew se encuentra cerca del museo británico y la calle Oxford, al norte del Támesis, es un gran edificio de dos plantas que por suerte se encuentra abierto. Tras un corto intercambio de presentaciones el recepcionista de la fundación les lleva ante el Dr. Edward Gavigan, director de la fundación Penhew, un galán entrado en edad de estricta caballerosidad inglesa. Pasado el turno de las presentaciones comienzan a hablar sobre la expedición Carlyle, el difunto Jackson-Elias y sus sospechas acerca de que algunos de los miembros de la expedición pueden seguir con vida. Gavigan comenta con los investigadores datos sobre la expedición y les aporta un nuevo dato que no sabían, al parecer Carlyle estaba perdidamente enamorado de una mujer africana que les sirvió de guía; la cual, en Egipto, les robó todo el dinero y huyó. El Dr. Gavigan se muestra reservado a la hora de hablar de la excavación que Carlyle comenzó en Dashur, de unas cartas personales que el Sr. Penhew le dirigió y la leyenda del Faraón Negro, tachándola rápidamente de mito y superchería. Tras la poco fructífera conversación el doctor lleva a los investigadores a través de una interminable charla mientras les muestra la exposición de la planta superior. Tras unas horas, todos los investigadores se marchan al hotel, excepto la Doctora Zimmerman, que prefiere seguir disfrutando de la exposición.

El despacho de Edward Gavigan en la Fundación Penhew

Al mismo tiempo Rupert Nicholls acaba de volver a Londres junto con su enigmático compañero y tras cambiarse de ropa y entregarle la máscara al sujeto se dirige a recepción para realizar una serie de llamadas. La primera para informar a la policía acerca de su no desaparición y el asesinato de Alfred a manos de Miles Shipley (acuerda pasar en unas horas por Scottland Yard para realizar la denuncia). La segunda llamada a la fundación Penhew donde le pasan con la Dra. Zimmerman que, estupefacta, acepta ir al hotel a hablar con el resto del grupo, aunque no sin antes citarse para cenar con Gavigan.

Cuando llegan todos Rupert les lleva a su habitación donde les cuenta su periplo por el pasado y que debe entregar a la máscara a su compañero de viaje. Tras escuchar la negativa de sus compañeros a que aquel hechicero prehistórico se, llevase la máscara Rupert hace notar que es propiedad del Dr. Jackson-Walker y que él estará dispuesto a escuchar sus quejas.

Tras la comida el detective Rivers se dirige a la oficina de la Agencia Continental en Londres, donde informa al director de la misma, el Sr. Doyle, sobre la investigación en la que está trabajando, aunque sin entrar en demasiados detalles. Doyle le indica la localización de una hemeroteca en la que está seguro de que podrá encontrar información sobre los asesinatos egipcios y se compromete a enviar a uno de sus detectives al pueblo de Lesser Edale, en Derbyshire, para investigar los asesinatos ocurridos allí. 

La oficina de la Agencia Continental en Londres


Mientras tanto Rupert va a Scotland Yard, donde convence al detective Taylor, encargado del caso de Miles Shipley, sobre la necesidad de que ojeen los libros que requisaron y se informa sobre la vista de juicio de la Dra. Zimmerman. Tras el paso por el Yard decide pasar a presentarse formalmente ante el Dr. Gavigan, pero al llegar frente a la fundación observa un inusual número de árabes por la zona, una zona rica de la ciudad. Tras seguir a uno de ellos observa como un camión carga objetos que están sacando de la fundación y decide seguir al camión en taxi. Sin embargo el taxista no es demasiado bueno siendo sigiloso y los árabes se dan cuenta de que están siendo seguidos, así que deciden aparcar y espantar a Rupert y su socio taxista, los cuales deciden no tensar más la situación y abandonar.

Rupert vuelve a la fundación y mantiene una intrascendente charla con Edward Gavigan en la que observa que la caja fuerte está abierta mostrando un sobre lleno de, probablemente, dinero.

Ya en el hotel Rupert informa a sus compañeros de lo que ha visto y acuerda con ellos un plan para esa noche. Elisabeth cenará con Gavigan, Connors y Fowley vigilarán el camino que tomen los doctores y Rivers y él entrarán a la fundación a buscar información y las cartas de Penhew a Gavigan.

Llegada la noche Rivers y Rupert consiguen forzar la puerta trasera de la fundación la cual les muestra inmediatamente la entrada a un almacén. Tras inspeccionarlo superficialmente Rivers hace notar que la zona cercana a un enorme sarcófago tiene menos suciedad encima, puede que el sarcófago se mueva, sin embargo ni entre los dos consiguen empujarlo, justo cuando Rupert se disponía a buscar la apertura del sarcófago Rivers pulsa los ojos del sarcófago revelando unas escaleras que conducen a un sótano.

Los investigadores, estupefactos, contemplan multitud de estatuas que representan a diversos seres de los Mitos, extraños ingredientes, antiguos pergaminos y multitud de libros antiguos. Entre los dos consiguen cargar un pequeño cofre, una vasija, varios pergaminos, dinero y un par de libros, sin embargo Rupert está sediento de venganza y decide prender fuego a los objetos de madera del sótano mientras el agente Rivers asegura la salida. Por último, aún dentro de la fundación, Rivers consigue entrar al despacho de Gavigan y, aunque no encuentra las cartas, se agencia el suculento fajo de billetes que encuentra en la caja fuerte, todavía entreabierta. Justo en ese momento el guardia baja de la planta superior y los investigadores huyen antes de que les descubra.

Una de las horribles estatuas encontradas en la habitación secreta de la Fundación
 
Mientras, en la cena de la Dra. Zimmerman, el Dr. Gavigan se muestra extremadamente cortés, quizás algo falso, hasta que recibe la noticia del incendio ocurrido en su fundación, momento en el cual empieza a desconfiar de la doctora y abandona el lugar apresurado.

En la huída fingen el robo del automóvil alquilado, tiran los guantes al Támesis y tras contar el dinero se dan cuenta de que el dinero que tenía Gavigan en la caja fuerte está nuevo y son todos números consecutivos. Rupert agarra el fajo y lo tira al río. Antes de ir al hotel alquilan una habitación donde guardan las cosas y vuelven al hotel justo a tiempo para que llegue la policía para llevarles a comisaría por la denuncia del robo de una importante cantidad de dinero antepuesta por el Dr. Gavigan. Rivers y Rupert permiten a los agentes registrarles y registrar sus habitaciones donde no encuentran nada, les acompañan a comisaría donde son puestos en libertad sin cargos a la espera de una investigación más extensa.