miércoles, 17 de abril de 2013

Crónica. Capítulo 3: El Cairo. Sesión 4: Los Hijos de los Mamelucos

Mientras el resto de investigadores explora la red de túneles de Giza, la Doctora Zimmerman y el Padre Bondini leen en la cámara subterránea del Museo Egipcio. En las páginas del Kitab Al Azif, la historiadora descubre que los Hijos de la Esfinge son una rama de la Hermandad del Faraón Negro que surgió en tiempos de la Reina Nitocris. Según algunas leyendas, se trata de sectarios especialmente fanáticos que se someten a un ritual en el que se les corta la cabeza y se remplaza por la de algún animal sagrado de la mitología egipcia. Otras fuentes, a las que Alhazred parece dar más credibilidad, dicen que se trata de momias compuestas, cuerpos humanos unidos a partes de animales momificados y después reanimados.

"Quizá las leyendas más aterradoras son aquellas que hacen referencia a ciertos productos perversos del clericalismo decadente: las momias compuestas, resultantes de la unión artificial de troncos y miembros humanos con cabezas de animales, a imitación de los dioses antiguos. [...] Los rumores de los árabes son extravagantes y nada de fiar. Han llegado incluso a decir que el viejo Kefrén — el de la Esfinge, la segunda pirámide y el templo-entrada— vive en las profundidades del subsuelo, desposado con la horrible reina Nitocris, y que ejerce su dominio sobre las momias que no son ni de hombre ni de bestia."
H.P. Lovecraft, Encerrado con los faraones
También localiza un párrafo que habla sobre la resurrección de la reina Nitocris. Alhazred asegura que para devolverle la vida son necesarios su cinturón, su brazalete y su corona, y que si alguno de éstos es destruido, ella jamás podrá regresar. El problema es que los tres artefactos son invulnerables a toda forma de daño terrenal.

Por su parte, el padre Bondini hojea la versión árabe  del Libro de los muertos y descubre que se trata de un grimorio lleno de magia ritual egipcia, principalmente hechizos para conservar el cuerpo y asegurar que el alma del difunto llegue a la Duat, el reino de Osiris, aunque también hay uno para traerla de vuelta. Sin duda, todo de gran importancia para su investigación sobre historia de las religiones, aunque sin mucha relación con el problema que preocupa a esos recien llegados y del que él todavía no sabe nada.

Lunes 13 de abril de 1925
De madrugada, sin servicio de tranvías ni apenas un alma a la vista, el detective, el piloto, la actriz y el doctor emprenden el regreso a El Cairo a pie. Heridos, exhaustos y armados hasta los dientes, finalmente llegan al Shepeard's a altas horas de la madrugada.

A la mañana siguiente, Bishop va a hablar con Kafour para preguntarle si sabe cómo detener la resurrección de Nitocris, pero el conservador no puede decirle mucho más que lo que ya ha leído la doctora en el Necronomicon.

El doctor va al banco a recoger las trescientas libras que les envía el Dr. Jackson-Walker, y después regresan todos a la Gracia del Profeta. Le hacen llegar al dueño una nota en la que le insinúan que han encontrado a Nitocris y éste les cita media hora más tarde en una mezquita cercana.

Allí, Mohareb Todrus les pregunta por qué faltaron a su cita del día anterior y ellos le cuentan su periplo bajo las pirámides. Alarmado, dice que hablará con sus hermanos para reunirse con ellos a las doce de esa misma noche en la mezquita del Sultán Barquq, en las Tumbas de los Califas. Los investigadores le dicen que lleven armas y linternas, porque deberían volver esa misma noche para llevarse la momia, pero están demasiado heridos para ir solos.

Regresan al hotel para comer y allí les informan de que han llamado del consulado holandés y les han dejado un mensaje: han dado con el paradero de Janwillem Vanheuvelen, el arqueólogo al que despidieron de la Expedición Clive; dicen que está viviendo en una sastrería de la Calle de las Mariposas Nocturnas. Deciden ir a hacerle una visita, salvo Bishop, que quiere volver a la Mezquita de Ibn Tulun.


Janwillem Vanheuvelen

Los investigadores descubren a Vanheuvelen viviendo en la trastienda de un viejo sastre. Está bastante borracho, pero les da algo de información sobre la Expedición Clive. Dice que ahora están excavando en Menfis, y que el Dr. Clive le despidió para reducir gastos y por su problema con la bebida y los horarios. Envalentonado por el alcohol, les cuenta que ahora está trabajando en un proyecto que le catapultará a la fama: siguiendo las indicaciones de su antiguo compañero, Martin Winfield, ha encontrado un templo subterráneo dedicado a la diosa Bast, del cual ha recuperado unos antiquísimos papiros (datan al menos de la decimotercera dinastía, según sus cálculos) que cuentan secretos y entresijos de ese culto totalmente desconocidos hasta la fecha. También dice que desde hace unos días, no paran de perseguirlo los gatos de la ciudad, y que ha visto un par de veces a una hermosa mujer espiándolo. Rita le hace creer que trabajan para la Fundación Penhew, y le ofrece financiación y ayuda mientras completa la traducción de los textos. El holandés acepta, y se lo llevan al Shepheard's, donde ocupa la cama del fugado Connor's, en la habitación de Bishop.

En Ibn Tulun, Bishop habla con Achmed Zehavi, el nazir de la mezquita. Tras revelarle mucho de lo que saben, el anciano acaba admitiendo que allí se guarda el cinturón de Nitocris. Dice que han intentado destruirlo por diversos medios, sin ningún éxito. Bishop trata de convencerle de que les entregue el cinturón a ellos, puesto que los sectarios saben que se guarda allí y ya han intentado robarlo, y cree que ellos pueden dar con la forma de destruirlo. Nazir dice que considerará su oferta y se la planteará a sus hermanos en la reunión de esta noche (confirmado las sospechas del investigador de que pertenece a los Hijos de los Mamelucos).

Al salir de la mezquita, Bishop vuelve al mercado de los armeros, donde compra otras dos escopetas, tres cajas de cartuchos, una caja de granadas, y tres cartuchos de dinamita. Quiere estar bien preparado para su próximo encuentro con las aberraciones de los túneles.

Antes de partir a la reunión con los Mamelucos, los investigadores cenan en el restaurante del Shepheard's junto con Vanheuvelen. Allí encuentran a la mujer que le ha estado siguiendo. Rita se acerca hasta ella para interrogarla, pero sólo dice que quiere los papiros de vuelta y preferiría no tener que hacer daño al holandés para conseguirlos, pero que lo hará si es necesario. Después se marcha.
La Mezquita del Sultán Barquq
La Ciudad de los Muertos es peligrosa, pero los investigadores logran llegar a la Mezquita del Sultán Barquq sin encontrar ningún problema (sin duda la gran cantidad de armas que portan disuadiría al menos a cualquier asaltante humano. Allí se encuentran con los Hijos de los Mamelucos, quienes, para su desaliento, son en su mayoría ancianos, a parte de bastante menos numerosos de lo que esperaban. Sin embargo, algunos de los más jóvenes (cuarentones y cincuentones), han traído cimitarras y armas de fuego y están dispuestos a seguirlos a las profundidades para recuperar el cuerpo de Nitocris. Acuerdan también que a su regreso les entregarán el cinturón, y el líder de los guardianes de éste, un ulema nonagenario llamado Achmed Zehavi, portador de la espada sagrada de Akmallah, también les acompañará.

Parten en tres coches hacia Giza y allí rehacen el camino hasta la entrada secreta a la Gran Cámara. Antes de entrar, no de los Mamelucos se asoma tras la estela que cubre la puerta y lanza una de las bengalas de Bishop para iluminar la cámara. Para su sorpresa, son recibidos por varios sectarios humanos armados con pistolas y carabinas, además de algunos Hijos de la Esfinge que corren hacia el puente procesional para atacarles. En la reyerta, Rivers es herido en el pecho por un disparo de carabina y sólo gracias a los primeros auxilios de Bishop logra salvar la vida. Achmed Zehavi, por su parte, muere entre las enormes mandíbulas de un hombre-hipopótamo, y Bishop se apresura a recoger su espada sagrada. Los investigadoers y los Mamelucos acaban con sus enemigos, pero oyen un gran alboroto proveniente del centro de la sala que parece indicar que se acercan más enemigos. Muchos enemigos.

Continuará...