miércoles, 19 de junio de 2013

Crónica. Capítulo 4: Kenia. Sesión 1: en el ferrocarril de Uganda

Personajes:
  • Dr. Cole Fowley: un anciano y adinerado psiquiatra neoyorkino. Viejo amigo del Dr. Jackson-Walker, es el actual cabecilla de la expedición. Pese a ser un excelente médico, últimamente se ha mostrado algo ausente y despistado. Quizás la edad, o los horrores a los que se enfrenta, empiezan a nublar su mente antaño preclara.
  • Owen Rivers: un experimentado detective privado de la Agencia Continental. Fue contratado en Nueva York por la Fundación Jackson-Walker y está dispuesto a llegar hasta el fondo de este caso cueste lo que cueste. Estuvo a punto de perder la vida en Egipto, pero eso no ha hecho más que aumentar sus ansias de desbaratar los planes de sus enemigos.
  • Dra. Elizabeth Zimmerman: una prestigiosa arqueóloga e historiadora de la Universidad Miskatonic, también contratada por la Fundación en Nueva York. Sus conocimientos de Historia y Arqueología y su gran habilidad para desenvolverse en una biblioteca son de un valor inestimable para el grupo, como quizás lo sean en el futuro los conocimientos mágicos que ha estado adquiriendo de sus lecturas.
  • Rita Harrington/Krueger: esta misteriosa, implacable y letal actriz alemana se unió al grupo en Londres para investigar y vengar la muerte de su marido, una de las víctimas de los asesinatos egipcios. Entrenada en algún tipo de arte marcial milenario del lejano oriente, sus temibles patadas ya han acabado con la vida de más de un sectario.
  • Michael Bishop: habiendo quedado su avión reducido a chatarra, este piloto y cazador británico decidió acompañar a sus clientes a África para buscar algún negocio que le permitiera salir adelante. Tras descubrir en Egipto el peligro que suponen los adoradores de Nyarlathotep, se ha entregado totalmente a la misión de destruirlos.
  • Janwillem Vanheuvelen: el arqueólogo alcohólico despedido de la Expedición Clive ha accedido a acompañar a los investigadores (con la falsa creencia de que éstos también trabajan para la Fundación Penhew) al menos hasta que termine de trasladar la parte que pudo traducir de los Ritos Negros de Luve-Keraph del neerlandés al inglés. Teniendo en cuenta que no tiene un sólo penique, no está muy claro adónde irá después.

Martes 21 de Abril de 1925

Tras varios días de viaje y una escala en Adén, el barco de los investigadores atraca en el puerto de Mombasa. Se trata de una ciudad árabe en cuyo puerto pueden verse más blancos y "morenos" (árabes e hindúes) que negros. Mientras la mitad del grupo va a buscar un hotel en el que alojarse, la otra mitad decide no perder el tiempo e ir a buscar el almacén del exportador Aja Singh, cuyo nombre obtuvieron en Nueva York.

En el almacén, un negro musculoso y malencarado y un encargado árabe les informan de que el propietario está actualmente de viaje en la India y tardará varios días en volver. Mientras buscan el almacén y tras salir de él, se dan cuenta de que un hindú les lleva un rato siguiendo entre la multitud, pero desaparece en el ajetreo de los muelles cuando tratan de acercarse a él.

En el hotel, la otra mitad del grupo trata de alquilar un coche para ir a Nairobi, pero el recepcionista les informa de que el único camino seguro hasta allí es mediante el Ferrocarril de Uganda, por lo que deciden comprar billetes para todos en el tren de la mañana siguiente. Una vez reunido el grupo, Bishop muestra gran preocupación por su misterioso perseguidor hindú, y deciden ir a la estación a primera hora de la mañana para adelantarse a su perseguidor, si es que piensa tomar el mismo tren.



Esperan durante algo más de una hora, hasta que por fin ven entrar al hindú en el vagón de morenos, intentando, como puede, ocultar su cara tras un periódico. Los investigadores entran en el vagón de los blancos y toman asiento, y una media hora después de la partida del tren, Bishop y Rivers deciden ir a hacerle una visita al indio.

Cruzan el desierto vagón restaurante y se introducen en el vagón de los morenos, pese al tímido intento del sorprendido camarero de disuadirlos. Varios árabes e hindúes les observan desde sus bancos, pero ninguno parece ser el que buscan. Pasan al vagón de los negros. Allí es difícil ver mucho más allá de sus narices, puesto que todo el mundo viaja de pie, pero los ocupantes del vagón les dicen que acaba de pasar un hindú en dirección al vagón de carga.

El vagón de carga está oscuro y atestado de cajas tras las cuales podría esconderse el misterioso hindú, así que avanzan en silencio, con las armas preparadas y los ojos bien abiertos. Oyen el ruido inconfundible de otra puerta abriéndose y, poco después, alguien gritándo que ahí no se puede estar. Cruzan el vagón y abren la puerta para econtrarse en  el ténder de la leña, desde el que varios negros musculosos parecen haber hecho una pausa en su trabajo para mirar preocupados a algún punto por detrás de ellos. Al girarse, ven que el hindú está avanzando por el exterior del vagón de carga hacia la parte trasera del tren.

Bishop vuelve al vagón de los negros para esperarle y dispararle desde allí, mientras que Rivers encuentra una escalera de mano para subir al techo del vagón. Obligado por el fuego del piloto, el moreno trepa al techo, donde Rivers le encañona. Bishop no tarda en subir también, apuntándole también. Entre ambos, le obligan a soltar la daga ceremonial que había sacado de entre sus ropas y le preguntan si es Aja Singh. Él dice que no, que es Tandoor... Koothrappali. Es evidente que se trata de una mentira para ganar tiempo, y lo es aun más cuando empieza a murmurar unas palabras ininteligibles mientras hace extraños gestos con una mano en dirección a los investigadores, por lo que éstos abren fuego contra él varias veces, pero fallan.

El hindú termina su cántico y Bishop es víctima de un intenso dolor mientras sus ojos se funden y gotean por su cara. El detective sigue disparando al hechicero, mientras que el piloto pierde el equilibrio debido al dolor y empieza a rodar por el techo del vagón. Finalmente, uno de los disparos de Rivers impacta en el pecho del indio y éste cae del vagón, pero al mismo tiempo Bishop no logra asirse a la escalera de mano al pasar junto a ésta y cae también.


El Ferrocarril de Uganda, poco antes de legar a Nairobi

Rivers ordena detener el tren, y varios de los mozos del ténder corren a socorrer al británico. Parece que aún está vivo, aunque inconsciente y malherido, y lo llevan de vuelta a su vagón para que el Dr. Foley le aplique primeros auxilios. El hindú, sin embargo, yace muerto unas decenas de metros más atrás. Rivers le registra y sólo encuentra algunas libras y un juego de llaves que decide guardarse.

El tren llega a Nairobi de madrugada y los investigadores se alojan en el Hotel Highlands, a excepción de Bishop, que es ingresado en el Hospital Highlands Breeze, y del Doctor, que decide pasar la noche con él.

Miércoles 22 de Abril de 1925

Mientras el doctor y el piloto siguen en el hospital, el holandés trabaja en sus notas, y Rita se queda en su habitación por encontrarse indispuesta, la Dra. Zimmerman y Rivers deciden ir al periódico local, La Estrella de Nairobi, en busca de información sobre la Expedición Carlyle. Allí hablan con la editora, la señorita Nathalie Smythe-Forbes, y consultan el archivo. Encuentran fotos de algunos miembros de la expedición, que muestrana un rejuvenecido Sir Aubrey y a una Hypatia evidentemente embarazada. También leen que un tal Sam Mariga fue el que alertó a las fuerzas del orden de la presencia de los cuerpos despedazados de la expedición, y que fue el teniente Mark Selkirk el que encontró los restos y a los supuestos autores de la masacre.

Nathalie Smythe-Forbes, editora de La Estrella de Nairobi
La editora dice que todos los miembros de la expedición eran gente rara, que Carlyle bebía mucho y que Sir Aubrey tenía tratos con gente que no se correspondía con su alcurnia (recuerda especialmente a un vendedor de té llamado Tandoor Singh).

Cuando van a salir del periódico, se cruzan con un enfurecido cazador que entra a las oficinas rifle en mano y maldiciendo a la periodista por publicar cosas que perjudican a su negocio. Los investigadores logran calmarle un poco y el Coronel Endicott, pues así se llama el hombre, les explica que es el propietario de un pabellón de caza y La Estrella de Nairobi ha estado publicando noticias sobre las desapariciones y muertes de algunos de sus clientes, y que esto ha afectado muy negativamente a su negocio. Reconoce que es algo raro, pero nada de eso habría pasado si esos turistas no hubiesen abandonado la plataforma nocturna en plena noche. Él piensa que se trata de un león solitario particularmente agresivo, y pide ayuda a los investigadores para acabar con él. Éstos le dicen que lo pensarán, y el Coronel se marcha más tranquilo.

Más tarde, se reúnen en el hotel con el doctor y revisan las notas que el difunto Alfred recogió sobre Nairobi en su conversación con el editor Jonah Kensington. Descubren que Elias ya mencionó a Sam Mariga en sus cartas, así como a un tal Johnstone Kenyatta y a "Nails" Nelson, un mercenario que aseguraba haberse encontrado a Jack Brady en Hong Kong.

Deciden separarse para buscar, y mientras el resto va a la estación de tren a preguntar por Sam Mariga (según las notas, Elias le encontró allí), el Doctor Foley, algo despistado, va al cuartel de los Fusileros reales preguntando por un mercenario también llamado Sam Mariga, de quien nadie parece haber oído hablar allí.

Mariga está ya en su casa cuando llegan a la estación, así que todos vuelven al hotel con las manos vacías y deciden hacer una visita a Bishop en el hospital. Parece que los médicos no pueden hacer nada por sus ojos, así que una idea cruza la mente de los investigadores: ¿y si vuelven a llamar a Bastet para pedirle que le devuelva la vista al inglés?